El uso de los emoticones ha trascendido de una manera sorprendente. Hoy en día, no sólo están presentes en las conversaciones de adolescentes o jóvenes, ya son parte de nuestra vida diaria y están presentes en todas nuestras pláticas de WhatsApp, tweets o comentarios de Facebook.
Su poder, radica, en que son la manera ideal de expresar y comunicar nuestros sentimientos, acompañar o reforzar lo que queremos decir, o simplemente darle un toque especial. Si quieres saber más sobre las caritas que han revolucionado la forma de comunicarnos, sigue leyendo.
¿De dónde vienen los emoticones?
En la década de 1980, el ingeniero informático Scott Fahlman, se dio cuenta de que las palabras le estaban fallando.
Al comunicarse con otros usuarios en un foro, se llevó una gran sorpresa. Le costaba trabajo transmitir o dar a entender que algunos mensajes debían ser tomados como broma.
Así que un día escribió los siguientes signos, uno detrás de otro: dos puntos, un guion y un paréntesis. Dando lugar a una carita feliz 🙂 , y posteriormente a todas las caritas que hoy son reconocibles por todo el mundo.
El poder de transformar comportamientos
Desde ese momento comenzó el boom de las caritas, hay miles de emoticones y símbolos gráficos que reflejan todos los estados de ánimo y conceptos particulares, como una manzana, una escuela o un amanecer.
Respecto a esto, varios científicos e investigadores se han dado a la tarea de investigar la influencia de los emoticones en nuestro comportamiento y se ha descubierto que cuando los utilizamos para comunicar, pueden transformar nuestro comportamiento y nuestras decisiones de forma inesperada.
“El lenguaje de los emoticones articula sentimientos de una manera universal. Pueden transformar una frase simple”, comentó Vladimir Khotulev, que se dedica a recopilar emoticones japoneses, también conocidos como kamaoji.
Los emoticones tienen un efecto en el cerebro humano. Se descubrió que las mujeres usan con mayor frecuencia los emoticones que los hombres. Esto puede deberse a que en la realidad son más expresivas con su cara o gestos, y además tienen una mayor necesidad de transmitir sus sentimientos a los demás.
En la mensajería instantánea, a través del Smartphone, se encontró que los hombres emplean emoticones para mostrar humor y algunas emociones, mientras que en el caso de las mujeres, los usan para reflejar sarcasmo.
Además de esto, el usar emoticones positivos en las redes sociales, aumenta el poder social, aunque no lo creas. Provocan una reacción agradable en el receptor y no le restan credibilidad al mensaje, no importa si es profesional o de negocios, seguramente te preguntarás, ¿a qué se debe todo esto?
Y la respuesta es, que los emoticones estimulan una actividad cerebral similar a la que se activa cuando vemos realmente un rostro humano. Es interesante que el cerebro responde a una sonrisa humana de la misma manera que cuando visualiza un 🙂 . Esto significa que nuestro cerebro ha evolucionado y se ha adaptado a un nuevo procesamiento neuronal, producto de un fenómeno cultural y de lenguaje.
Facebook y los emoticones
Como ya lo hemos visto, los emoticonos reflejan emociones muy complejas y significativas que las palabras por sí mismas no pueden decir. Es por eso que Facebook, decidió invertir en el desarrollo de sus emoticonos.
La gran red social le encargó al psicólogo Dacher Keltner, de la Universidad de California, en Berkeley, Estados Unidos, que le ayudara a diseñar una nueva gama de emoticonos con movimiento, más parecidos a los dibujos animados, denominados emojis. Estas caritas pueden expresar cualquier sentimiento, desde la ansiedad hasta la indignación.
La intención real de Facebook al realizar esta acción, es aprovechar el poder de estos símbolos para ayudar a los usuarios en situaciones en las que el texto hace que la comunicación sea torpe.
Al parecer, todavía le queda mucho camino por recorrer a los emoticones, se han convertido en un lenguaje universal que todos entendemos y usamos, ya que no sólo hacen más divertidos nuestros textos, si no que comunica lo que realmente queremos decir. Quizás en un futuro, los símbolos se vuelvan aún más complejos, sean capaces de captar nuestra propia apariencia, tono de voz y lenguaje corporal para convertirse en nuestros representantes.